jueves, 18 de marzo de 2010

La mujer en la sociedad española

Según las estadísticas de 1878, el número de mujeres que sabían leer no superaba el diez por ciento. En 1850, en toda España se contaba con 4.066 maestras, de las cuales solamente 1871 ejercían su profesión con título, cobrando un tercio menos que los maestros, de acuerdo al Real Decreto de 1847.
En 1857, fue promulgada la Ley de Instrucción Pública, que establecía la creación de escuelas para niños y niñas, dos por municipio, con una población no inferior a 500 habitantes; en municipios que no alcanzaron esta cifra, se admitía una sola escuela, pero respetando la norma de separación de los alumnos de distinto sexo.
En 1858, se creó la Escuela Normal de Maestras con pocos medios y con una serie de asignaturas limitadas a la lectura, gramática, aritmética, religión, pedagogía y labores.
Por todas partes imperan las teorías que sobre la educación de la mujer fueron puestas en vigor en el siglo XVIII, en las que se defenderá una mejor preparación de ésta que la capacitara para ser mejor esposa y madre; teorías que si en el pasado siglo fueron un paso adelante muy positivo, en el XIX debieran haberse dado por superadas. La idea de que la mujer tenía igual derecho que el hombre a la educación en cuanto que individuo, era compartida por muy pocos.
Un ejemplo de este retraso lo tenemos en obras como la de la vizcondesa de Barantes, titulada Plan nuevo de educación completa para una señorita al salir del colegio y El casamiento, del modo de verificarlo con acierto y La mujer, apuntes para un libro, de Severo Catalina.
Sin embargo, ya en los primeros años del reinado de Isabel II aparecen los primeros doctrinarios socialistas que, discípulos de Fourier y afincados en Cádiz y Barcelona principalmente, asumirán desde el primer momento la defensa de los derechos de la mujer y la denuncia de la injusticia a que se ve sometida.
Joaquín Abreu escribirá artículos sobre la condición femenina en El Nacional de Cádiz, y en Barcelona, N. Monturiol, como se verá más tarde. También aparecerán las primeras mujeres relacionadas con las ideas del socialismo utópico, como María José Zapata y Margarita de Celis.
Con la Restauración de 1875 la Iglesia recuperó la influencia en materia de educación. Ya se vio la actitud del ministro de Fomento, Osorio, contra los profesores universitarios seguidos de Sanz del Río, que dio lugar a la expulsión o retirada voluntaria de los que llevaron a cabo la fundación de la Institución Libre de Enseñanza.
En 1872, de 7.900.000 mujeres sólo 716.000 eran capaces de leer y escribir, a pesar de que la mano de obra femenina era algo superior al 20 por 100.
Ante el desinterés de los sucesivos gobiernos por la instrucción de la mujer, la Asociación para la Enseñanza de la Mujer llevó a cabo campañas para la reforma de la educación, que dieron como resultado el cumplimiento, en 1877, del artículo 114 de la Ley de Instrucción Pública de 1857, por el que se recomendaba la creación de Escuelas Normales de provincia.
Con dos decretos de 1882, se lleva a cabo la reforma de estas escuelas dejando en manos de las maestras la dirección de las Escuelas de Párvulos. Las reformas, sin embargo, no obtuvieron el eco esperado, razón por la cual cuando los conservadores formaron gobierno, las medidas restrictivas tomadas por el ministro don Alejando Pidal, tampoco fueron debidamente contestadas por las personas afectadas.
Hay que comprender que muy pocas personas estaban capacitadas por aquellos años para calibrar las consecuencias de cualquier medida educativa, ya que por entonces los hombres analfabetos superaban el 61,5 por 100 y las mujeres el 81,2 por 100.
Por otra parte, leyendo los artículos de Concepción Sainz de Otero publicados por la Escuela Moderna (tomo XIII, bajo el epígrafe «El feminismo en España»), al referirse al éxito de la Escuela de Institutrices, fundada años antes por Fernando de Castro, nos dice que la mujer soltera ya no se queda para vestir santos, se queda para ejercer de maestra, de secretaria, de enfermera, de bibliotecaria…, a pesar de la falta de interés por la cultura de gran parte de la sociedad.
El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es el primero de la historia de España en haber establecido una distribución de carteras ministeriales entre sexos con 50 por ciento de cargos ocupados por mujeres, medida criticada por muchos ya que se basa en colocar a políticos, en este caso políticas, en el gobierno «por cuota del 50%», en lugar de colocarlos por su valía y formación, a lo que se contestó desde el gobierno que nunca antes se había dado la oportunidad en un gobierno de España a las mujeres, a demostrar su valía en las mismas condiciones que a un hombre y que la sociedad de hoy en día está sobradamente preparada. Todos los cargos de gobiernos anteriores eran ocupados por más hombres que mujeres, aunque la presencia de mujeres era cada vez mayor, coincidiendo con una mayoritaria incorporación de éstas a la universidad y después a la actividad política mediante la afiliación y una mayor experiencia y formación para la actividad política.

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